miércoles, 20 de mayo de 2009

Se ha constatado que a lo largo y ancho del planeta uno se puede encontrar pueblos sin edificios, sin conocimientos, e incluso sin gentes. Pero que vayas a donde vayas jamás te encontrarás pueblos sin creencias. ¿Por qué? ¿Cual es la finalidad de las creencias más allá de nuestra propia existencia? ¿Por qué pueblos que necesitan ser sumamente prácticos, ya que viven en un entorno natural como son los indios aborígenes de todo el mundo, creen en espíritus y dioses? Quizá solo sea la necesidad de de asegurarse el alimento mediante rituales y aferrarse a la idea de que no todo se acaba con la privación de la vida.

Pero más allá de estas apreciaciones es innegable que existen factores comunes a todos nosotros que no dejan de ser como mínimo curiosos.¿Como es posible que aborígenes de todo el planeta con formas de vida radicalmente distintas a las nuestras tengan las mismas inquietudes espirituales? ¿Que factores hacen que todos nosotros miremos al cielo y demos por supuesto que ahí hay algo más? Lo cierto es que no siempre hemos mirado al cielo, antes de nuestras avanzadas y todopoderosas sociedades existieron otras que afirmaban haber convivido con aquellos que llamamos dioses, y que han dejado pruebas de su paso por la tierra.

La información es enorme, por lo que les alento a que investiguen por su cuenta aquí les dejo una pequeña muestra que debería despertar su curiosidad.



La diferencia entre la divinidad y lo común radica en el conocimiento.

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